Prácticas religiosas

   

1. Ceremonia del Fuego Nuevo

 
Para los antiguos Aztecas, cada ciclo de 52 años en la antigua Tenochtitlan, el mundo estaba en peligro de dejar de existir si el sol no se levantará de nuevo, por ello era encendido en un templo que actualmente se encuentra bajo el cerro de la estrella, (cuyo nombre prehispánico era Huizachtecatl), por medio de un ritual, el fuego nuevo, buscando animar al sol a salir por otro ciclo de 52 años más. Al atardecer del día último del ciclo, todos los fuegos eran apagados, y sólo los sacerdotes en la cima del cerro eran los indicados para iniciar un fuego nuevo, mientras un sacrificio humano era realizado, se sacrificaba al mejor de los guerreros o a una persona importante para el pueblo y se quemaban o destruían los artículos de guerra y personales ya que el fuego nuevo para ellos era renovación.

 

Ceremonia del Fuego Nuevo

2. Sacrificios humanos

 
Este ritual se realizaba para alimentar, renovar o apaciguar el sol o alguna otra divinidad para asegurar la estabilidad del universo. Estaban inspirados en el modelo mítico de la creación de un quinto sol, donde fueron sacrificados los mismos dioses; por ejemplo, la alimentación de Tonatiuh, la personificación de este dios dependía de la ofrenda de corazones humanos.
 
Se llegó a hacer sacrificios en masa y las víctimas solían ser enemigos o esclavos que se habían fugado. Primero les preparaban un baño ritual y los vestían con adornos que correspondían a los atributos de la divinidad a la que iban a ser ofrecidos. A menudo se hacía rodar el cadáver (llamado hombre del águila) por la escalinata del templo. 

Ilustración del códice Magliabechiano

3. Canibalismo

 
Al acabar el sacrificio, los sacerdotes celebraban una comida con sus familiares, donde cada comensal comía una pasta de trigo seco mezclada con un trozo de carne de la persona sacrificada. La parte del cuerpo ingerida dependía de la persona que la comía, de forma que los músculos iban a los soldados, los sesos a los sabios, la sangre a los sacerdotes y los genitales a las parejas que deseaban tener hijos. Esta práctica sólo se realizaba de forma excepcional y con motivo religioso, no para la alimentación diaria.

 Canibalismo dedicado a Mictlantecuhtli

4. Personificación de sus dioses

 
En la mayoría de los casos, los sacrificios humanos iban dirigidos a un dios concreto, por lo que la persona sacrificada era disfrazada del dios al que honraría para parecérsele lo máximo posible. El dios honrado también determinaba la forma en la que se realizaba el sacrificio. 
 
 
Un ejemplo es el caso de Xipe Totec, deidad que representaba la fertilidad y la nueva vida. La persona sacrificada era despellejada cuidadosamente para producir una piel casi entera dentro de la cual se metían los sacerdotes durante los rituales de fertilidad que seguían al sacrificio. Así se “disfrazaban” del sacrificado, representando al dios obrando su “renacimiento”.

Representación de Xipe Totec llevando puesta una piel humana

5. El sacrificio a Tezcalipoca

 
El sacrificio anual de mayor emotividad se realizaba en homenaje a Tezcatlipoca. Con un año de anticipación los sacerdotes elegían a un prisionero joven para representar al dios, y durante ese año lo educaban en distintas artes le enseñaban   a tocar la flauta de cerámica, lo vestían con trajes muy bellos, y todo el mundo lo reverenciaba como si fuera el dios. Cuando comenzaba el mes del sacrificio, lo casaban con cuatro vírgenes que tenían el nombre de cuatro diosas, hacían grandes fiestas.
 
El día señalado, era acompañado por las mujeres en una embarcación por el lago hasta llegar a una pequeña isla donde estaba el templo. Allí se dirigía solo a la pirámide, subia   los peldaños   quebrando las flautas de cerámica . En la plataforma, cuatro sacerdotes lo recostaban sobre la piedra del sacrificio sujetándole los brazos y las piernas, y un quinto le habría rápidamente el pecho con un cuchillo de sílice, y le arrancaba el corazón con la mano, para ofrecérselo a la divinidad. La sangre se recolectaba luego en un vaso sagrado, y su corazón luego se quemaba en homenaje al dios.

Máscara azteca de Tezcalipoca con mosaico en turquesa

6. El Juego de la Pelota

 

El juego de pelota mesoamericano o tlatchtli en náhuatl fue un deporte con connotaciones rituales, jugado desde 1400 a. C. Una versión moderna del juego, ulama, todavía se practica por la población población indígena en algunos lugares.
En la versión más difundida del juego, los jugadores golpeaban la pelota con las caderas con el objetivo de colarla en un aro situado en lo alto de un muro. Otras versiones permitían el uso de los antebrazos, raquetas, bates o la manopla (piedra de mano). La pelota estaba hecha de goma maciza y pesaba hasta 4 kg, aunque el tamaño de la pelota y las reglas diferían mucho en el tiempo o según la versión del juego.
Los principales partidos formales del juego de pelota eran eventos rituales, que podían incluir el sacrificio humano. El deporte se jugaba también casualmente, para la recreación de los niños e incluso de las mujeres. 

Juego de la pelota o tlachtli