Religión
La religión era extremadamente importante en la vida de los aztecas, tanto que era el pilar básico de su cultura. Su religión era politeísta, y muchos de los dioses que adoraban eran heredados de generaciones anteriores o adoptados al conquistar otra cultura. Cada una de estas deidades dominaba diversos aspectos de la vida diaria o la naturaleza.
Destacaban los dioses relacionados con la agricultura, ya que era la principal actividad económica de este pueblo. También existían los dioses relacionados con los elementos naturales o héroes ancestrales. La religión azteca incorporaba elementos característicos del politeísmo, el chamanismo y el animismo, encuadrados dentro de la astronomía.
Los aztecas creían que los dioses determinaban el equilibrio del mundo natural, los procesos que posibilitaban la vida (como la lluvia o la energía solar) y el destino de las personas. Mientras algunos dioses eran benevolentes, otros tenían características terroríficas.
Según sus creencias, el poder de los dioses debía ser reconocido, temido y agradecido para evitar posibles catástrofes provocadas por su ira o indiferencia. La forma de mantener a los dioses satisfechos era ofrecerles la más valiosa posesión humana, la vida. Para ello practicaron rituales como el sacrificio humano y la autoinflicción de dolor físico intenso, llevados a cabo en monumentales centros ceremoniales, templos gigantescos y otros lugares sagrados.
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